Entrevista: Tatiana Huezo, El Lugar Más Pequeño

Desde mucho antes de rodar, Tatiana Huezo sabía que no quería en su ópera prima "El Lugar Más Pequeño" (México, 2011), uno de los elementos tradicionales y más socorridos dentro del género del documental. 

 

La joven documentalista mexicana, nacida en El Salvador, se refiere a la entrevista a cuadro o testimonio personal, que sigue dominando gran parte de los documentales. 

¿Cómo explorar el sentir y la memoria de un grupo de sobrevivientes de la guerra civil en un pequeño pueblo selvático El Salvador, sin tan preciada fuente? "Sabía que la historia tenía mucha fuerza", dice Huezo, quien se encuentra en Nueva York presentando su filme dentro de DocuWeeks, misma que se llevará a cabo en Los Angeles, California.  

Una vez que conoció más de los personajes y los testimonios, asegura, comenzó a soñar y a volar su imaginación respecto a como deseaba contar la historia. "Metafóricamente hablando quería que fuera un cuento de hadas y de monstruos; un cuento de terror y mágico a la vez, y de amor", dice. "Sabía que había dos poderes importantes por un lado la imagen y por el otro, el testimonio. Dos discursos independientes y que después se unirían. Todo esto era teoría, y tenía mucho miedo".

Ese gran temor del que habla, llegó una vez que comenzaron con la filmación en Cinquera, en donde su abuela creció, y quien a partir de un viaje en su compañía decidió contar la historia que escondía este pueblo. Ernesto Pardo, director de fotografía, sugirió que deberían protegerse, es decir grabar las entrevistas. "No pierdes nada", dijo Pardo a Huezo, según recuerda. "Si quieres nos ponemos lejos", decían. Atenta a lo que su equipo proponía, sabía que si filmaban los testimonios existía el riesgo de usarlas y así romper con la visión que se planteó desde el principio. (Simplemente) "decidí no poder una cámara frente ellos".

Ese reto, asegura fue una gran apuesta que resultó bastante positiva. "Quería que fuera una historia muy íntima, en donde el testimonio se convirtiera es una profunda reflexión para quien lo escucha", dice. A la par de las voces en El Lugar Más Pequeño, están las imágenes de Cinquera que prácticamente desapareció durante el horror de la guerra civil. Esta locación no sólo reforzó la visión que tenía Huezo, sino la inspiró de manera contundente. Uno de los sitios recurrentes en el filme, es el bosque, el cual "es un lugar sagrado para ellos (sobrevivientes), aquí están sus cicatrices, las tumbas de sus muertos". Si bien en los primeros minutos pareciera que no sucede nada, "es una película que la descubre quien la ve completa, y el que no tiene prisa", confiesa.

Esta ópera prima es la primera producción documental que realiza el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), quienes asegura Huezo y egresada de la escuela, nunca cuestionaron su visión sobre El Lugar Más Pequeño. "Esta era una historia personal y me dieron libertad absoluta". Los esfuerzos de ambas partes comienzan a dar resultados entre la crítica internacional y en el circuito festivalero, además de algunos distribuidores en el extranjero. Pero para sorpresa de muchos, durante su estreno mundial en el Festival de Guadalajara, no se llevó el principal galardón. Sin embargo, desde entonces viene acumulando premios (recientemente en el Festival de Lima, en Perú) y continuará su paso por Estados Unidos en Docuweeks, en Nueva York y Los Angeles, y la lista es larga.

Así Huezo se suma a una lista triunfadora de mujeres mexicanas, que recientemente comienzan a dominar el circuito del cine documental. "En México hay un momento muy importante del documental, es una fortuna ser parte de esos pilares", dice la directora, quien se refiere al trabajo de Yulene Olaizola (Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo), Lucía Gajá (Mi Vida Adentro) y Christiane Burkhard (Trazando Aleida). "Son películas que me gustan y hay más (directoras). El viento corre a favor y hay que dejarse llevar". 

El Lugar Más Pequeño termina su exhibición hoy en el IFC Center con dos funciones a las 5:10 pm y 9:50 pm. Tickest aquí