José (2018, Outsiders Pictures, Guatemala/USA) es una película de un amor casual: un encuentro moderno y fugaz, sin futuro. El director Li Cheng (Joshua Tree, 2014), ofrece una mirada contemporánea de un aspecto de la vida gay en la capital guatemalteca, es sincera y real. Un simple ligue o acostón, se transforma en un romance cautivante, por no decir bello.
En un barrio de clase trabajadora, José (José Salamic) vive con su madre (Ana Cecilia Mota). Ambos trabajan en la industria de la comida urbana, ella vende sándwiches en la calle y él trabaja en un restaurante. A través de las aplicaciones de ligue, José conecta con otros chicos de la ciudad; algunas veces lo vemos desairar a su ligue quizás no era lo que esperaba, otras veces es él a quien dejan plantado.
En una de esas tardes de suerte —a veces no consigue wifi o le cambian la contraseña de donde se cuelga—, se conecta con Luis (Manuel Herrera). Este chico es un trabajador de la construcción, vive también con su madre y hermanos; vienen del interior del país, Izabal para ser exactos.
Cuando se encuentran, no existen diálogos elaborados, hay un par de sonrisas, y signos no verbales. El enganche entre ambos, es casi instantáneo. Aquí el sexo no es anónimo; de lo casual pasamos a la intimidad de ambos, en donde Cheng, no tiene restricciones. El enamoramiento es obvio, la química es palpable en la pantalla grande, con menos de 20 años cada uno, ¿qué los puede detener? Uno de los lineamientos que vemos en ambos personajes, aparte de su religiosidad y la situación económica, es su amor y cercanía con sus respectivas madres solteras.
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Manuel Herrera y José Salamic
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Ante las continuas escapadas, la madre sospecha algo de su hijo. Un buen día lo sigue y confirma su preocupación, no encuentra más refugio que sus rezos. Esa noche, después de un viaje en moto con Luis —en una secuencia magnífica— José regresa a su casa bastante tarde. El espectador espera la confrontación típica, pero sorprendentemente ella lo recibe con un plato de sopa caliente. Ella sabe, pero no quiere perder a su único hijo. Sin
embargo, al siguiente día visita a la madre de Luis, una mujer también
religiosa, para decirle que su hijo es una mala influencia para José.
Mientras el romance crece con intensidad, ambos hablan de sus expectativas. Ante la inestabilidad de su trabajo, Luis quiere regresar a su ciudad natal, quiere construir una casa en la que puedan vivir ellos dos. Luis ve un futuro no muy lejano, en donde el conservadurismo guatemalteco que emana de la religión opresiva y del gobierno inepto, no tengan cabida. José simplemente no puede dejar a su mamá sola. Días más tarde, Luis desaparece sin ninguna explicación. ¿Se terminó el trabajo de manera inesperada? ¿Su teléfono fue robado? ¿Será que al enterarse la madre de las andadas de Luis (su familia también sabe) lo corrió de la casa?
Debido a la nula respuesta de Luis, vemos a José descender en un laberinto emocional sin salida. Regresa a jugar fútbol, vuelve a las aplicaciones de ligue con resultados mixtos, se emborracha, todo para olvidar a su único amor. Cuando su madre, quien ya no puede vender en la calle gracias a la policía, pide a José llevar algo a su abuela, él decide emprender no solo una búsqueda de su joven amante sino también de sí mismo. En el camino escucha a una pareja hablar sobre unas ruinas mayas cercanas, José decide visitarlas. En medio del silencio y la belleza imponente de la zona arqueológica (Quirigua), José sabe que no está solo.
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José Salamic y Manuel Herrera
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Cuando llega a Izabal, lo vemos sacar su teléfono para mostrar una foto de Luis a cuanta persona se le atraviesa, nadie sabe de él. No sabemos si logra encontrarlo, lo que sí está claro ahora, es que José sabe quién es él. Si bien la cinta es fundamentalmente una historia de amor gay, José toca
otra profundidad de la historia de Guatemala: el matriarcado. A lo
largo del filme, vemos la misma historia que se repite del padre
ausente, ya sea por desaparición durante la guerra civil o simplemente
porque no fueron capaces de ser responsables, tal y como sucede con la
compañera de trabajo de José.
Cheng, originario de China pero naturalizado estadounidense, logra un increíble retrato de amor y compasión. José funciona en su gran mayoría gracias a lo compacto del guion (Cheng y George F. Roberson), y al grupo de actores comprometidos con la historia y el futuro de su país. Es tal la fuerza emotiva de José, que hablar de sus deficiencias sería ridículo (claro a quién no le hubiera gustado ver unos diez minutos más del filme).
Contexto 2022
Después de haber ganado el Queer Lion durante el Festival de Venecia en 2018, la primera vez que un filme centroamericano es invitado a la muestra italiana, José se presentó en más de 70 festivales. Fue una gran pena que con tan excelente registro, haya sido una de las primeras víctimas, en cuanto a la distribución, que ocasionó la pandemia. No obstante, el dvd ha sido un gran aporte para todos aquellos que no la pudieron ver en su momento, incluído aquí el presente. Mientras que seguimos con la pandemia, José continúa presentándose en festivales alrededor del mundo en especial durante el mes del orgullo LGBTQ.
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