Reseña: La Memoria Infinita (2023)

Augusto Góngora y Paulina Urrutia

Luego de su sorpresiva nominación por un Oscar en la categoría de Mejor Documental con El Agente Topo (2020), la veterana cineasta chilena, Maite Alberdi está de vuelta con una temática familiar: la tercera edad. A diferencia de su trabajo anterior, la directora opta por centrarse en los estragos de vivir con la enfermedad de Alzheimer en La Memoria Infinita (2023, MTV Documentary Films), que hoy se estrena en Manhattan.

En lo que bien se podría resumir como un relato conmovedor y por momentos, difícil de ver, La Memoria Infinita tiene de protagonistas a Augusto Góngora y Paulina Urrutia, un par de desconocidos para el público estadounidense; pero en Chile la cuestión es diferente, ambos son ampliamente reconocidos. El es un periodista, que trabajó en la clandestinidad durante la dictadura de Pinochet y un firme creyente de la memoria histórica. Ella es una actriz de cine y televisión, quien llegó a dirigir el Ministerio de Cultura en la administración de Michelle Bachelet.

A pesar de que Alberdi se abstiene de cualquier tipo de cronología en la pantalla, el documental se puede dividir en dos: antes y después de la pandemia. En los inicios vemos lo dedicada que Urrutia es con su esposo (se casan durante la filmación), caminan juntos, lo rasura y hasta lo baña. "Sin memoria, no hay identidad", dice Góngora en un momento y es precisamente esa la labor de Urrutia: recordarle quién es él. Como éste, hay momentos íntimos, espontáneos e inmediatos que demuestran la verdadera conexión entre ambos. 

 

La rutina diaria de la pareja se mezcla con un montaje de videos personales y de archivo, así como de fotos, que van de acuerdo a los objetivos que Alberdi se trazó para enriquecer la historia. No obstante, enlazar la pérdida de la memoria histórica chilena con el diagnóstico de Góngora, no es del todo satisfactoria.

 

Una vez que llega la pandemia, Urrutia toma las riendas de la cámara, cuya función se torna difusa y menos precisa. Lamentablemente es en esta etapa en donde el deterioro físico y mental de Góngora, es evidente, triste y difícil de mirar. No solo estas secuencias ilustran la dimensión y las consecuencias de la enfermedad, en una de las mentes más brillantes y empáticas de Chile, sino también se vuelven repetitivas y por ende agotadoras. El espectador sabe de antemano que las cosas no van a mejorar, y quizás esa sea una de las limitaciones del filme. Al final Góngora trasciende por su legado histórico, y su memoria, tal el título afirma, es infinita.

 

Angelika Film Center (18 W. Houston St.)

Con la presencia de la directora Maite Alberdi y su protagonista Paulina Urrutia, hoy viernes 11 de agosto y mañana, al finalizar la función de las 7:00 pm. $19