"La película surgió por puro accidente", asegura el cineasta durante una entrevista vía video llamada desde La Habana, Cuba. Durante el comienzo de la pandemia, y después de recorrer por mucho tiempo diferentes lugares del mundo con sus cortometrajes, Yero asegura que sintió atrapado en la capital cubana.
"No había un hogar allí", revela. "Ya todos mis amigos se habían largado del país en los últimos años. Mi familia vive entre el centro del país y la Ciudad de México, y de momento me encuentro con una súbita soledad y un descubrimiento muy doloroso de que no tenía un hogar. Y esa sensación de desarraigo y soledad fue tan fuerte que estuve semanas paralizado, tratando de aferrarme a algo que me permitiera de alguna forma sentir que tenía alguna pertenencia".
Yero se sintió plenamente identificado con las sensaciones del desarraigo, la soledad y la ausencia del hogar. Ante tales sentimientos se cuestionaba: "¿cómo logran sobrevivir y resistir? ¿Cómo logran en medio de esa fragilidad y precariedad, encontrar cierta idea de lugar y de pertenencia? De ahí surgió (la película) de esa pregunta y de ese sentimiento". Una vez contemplada la interrogante, no había marcha atrás para el cineasta cubano. "Para mí se volvió una necesidad vital viajar hasta el otro lado del mundo, e ir hasta Moscú y acompañar, conocer y explorar esa idea de qué está hecho y cómo se construye un hogar, a pesar de fragilidad y precariedad que puede enfrentar un cuerpo, sobre todo un cuerpo migrante"
Con tres cortometrajes bajo su dirección, Yero, quien se identifica como queer, nunca había hecho una película en donde explorará el deseo y esta identidad. Con Llamadas Desde Moscú, encontró la historia ideal para abordarla en su primer documental. "En ese mismo artículo, una de las historias que relataban era la de unas chicas trans que vivían en Moscú. A mí eso me conmovió aún mucho más, además de todas esas fragilidades (que representa un) cuerpo migrante, en un territorio hostil (para la identidad queer y no normativa) y lejano como Rusia".
Una
vez que el director llegó a Moscú se dio cuenta que era imposible
llevar a cabo lo que se había planteado en su guion original. "Ese
encuentro con la realidad termina siendo el guionista de tu película.
Partiendo de algo tan básico que estamos hablando de personas
migrantes indocumentadas que al salir a la calle es como atravesar un
campo de minas". Cualquier encuentro desafortunado con la policía,
explica Yero, se convierte en una detención de la cual se tiene que
pagar el dinero equivalente a un mes de salario o se inicia el
proceso de deportación. "Estamos hablando de un éxodo de cubanos mayoritariamente con poca preparación y formación cultural que ni siquiera saben que van a un país con uno de los peores sistema de leyes en contra de la identidad queer en Europa".
Entre la Filmación, la Guerra y Cher
El rodaje de la película se llevó a cabo de la manera más invisible, explica el cineasta, no
hubo permisos ni apoyos para la producción. "Teníamos que movernos como
fantasmas por la ciudad, para poder retratar aquello que nos
interesaba". Filmar en los hogares de quienes participarían en el documental representó
un gran reto, por no decir imposible. "O había 10 personas viviendo es esa casa, o el dueño que renta no
quería o no le convenía que hubiera cámaras ahí". Así decidieron
construir un hogar, rentar un departamento, para la filmación y crear un
simulacro de pertenencia, de la casa que carecían. "Es como un escenario en
donde esos pequeños gestos domésticos adquirieron una dimensión épica", asegura el director.
Durante el rodaje. Crédito: María Grazia Goya |
Si bien durante el documental se explora la posibilidad de que haya una guerra, no fue hasta tres días después de haber terminado la filmación que Putin decide iniciar un ataque bélico en contra de Ucrania. "Estuvimos a punto de quedar atrapados en Moscú", asegura el cubano. Las consecuencias ante la inminente guerra fueron inmediatas: las tarjetas de crédito dejaron de funcionar, uno de los chicos pierde su trabajo de televentas, varias de las plataformas digitales que usan para comunicarse y expresarse dejan de funcionar en Rusia. Dos de ellos regresaron a Cuba.
Con la premiere mundial de Llamadas Desde Moscú, Yero quería reunir a los cuatro protagonistas para ser parte de tal evento. "Intentamos que todos fueran a la premiere en la Berlinale y sus visas fueron denegadas, por la embajada de Alemania tanto en Moscú como en La Habana". No obstante, el camino de este documental, no termina ahí. "Vamos a recorrer más festivales, queremos hacer presentaciones en espacios académicos y grupos de migrantes y queer. Llevar la película a todas las pantallas y espacios, donde pueda establecer un vínculo y mostrar la experiencia de lo que significa ser un cuerpo migrante en un territorio hostil (Rusia)".
Al final del filme, se puede escuchar una versión diferente a la canción "Believe", éxito de Cher, en voz de Okay Kaya. Para el director era de suma importancia que así finalizará la película por el sentimiento que transmite. "Believe" es como un himno gay y tiene toda esa energía importante que quería rescatar, porque es una forma de resistencia que encuentran ellos y yo desde nuestras identidades queer. Espero que Cher pueda ver algún día la película", afirma Yero, quien ya se encuentra trabajando en su próximo proyecto. (Christian Del Moral)
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