La clave para entender el proceso creativo de La Jaula de Oro (Kino
Lorber, 2015) y la construcción de su trama, no está en la letra de la
canción homónima de Los Tigres del Norte, sino al final en los créditos.
En ellos leemos que más de 600 migrantes —en su mayoría de América
Central y de camino a Estados Unidos— aportaron su testimonio y algunos
hasta participaron en la misma. La producción los nombra y agradece. Al
finalizar la proyección, no cabe duda que estamos ante una
representación fuerte, verídica y sin romantizar, de lo que en muchas
ocasiones sucede en ese trayecto tan cruel y del cual muchos se
benefician.
Al finalizar la proyección, no cabe duda que estamos ante una representación fuerte, verídica y sin romantizar, de lo que en muchas ocasiones sucede en ese trayecto tan cruel y del cual muchos se benefician. Bajo la dirección de Diego Quemada-Diez, el cineasta español centra su ópera prima en tres adolescentes guatemaltecos que deciden emprender un duro viaje hacia la frontera norte.
Se desconocen los motivos, pero son claros: la falta de oportunidades. “Todo es mucho mejor en el Norte", dice uno de ellos. Sara (Karen Martínez), es una chica que se corta el pelo para dar la apariencia de un chico y toma unas pastillas anticonceptivas por cualquier cosa. Juan (Brandon López) y Samuel (Carlos Chajón), vienen de uno de los distritos más pobres de la capital guatemalteca, uno de ellos trabaja en un basurero al aire libre.