
Durante una conversación sobre el innombrable ex presidente de este país, alguien comentaba que la única forma de humillar a un rico petulante es: que vaya a la cárcel o pierda todo su dinero.
Quizás algo similar pensaba Marcelo Martenissi cuando ingenió la historia de Las Herederas (2018, Distrib Films, Paraguay/Alemania/Francia) para su ópera prima. La historia se centra en Chiquita (Margarita Irún) y Chela (Ana Brun), una pareja lesbiana, privilegiada, ya entradas en años de Asunción, Paraguay. Debido a varios problemas financieros, parece que nunca han tenido la necesidad de trabajar, —vienen de dinero heredado— comienzan a vender gran parte de sus pertenencias de ultra valor.
La situación doméstica se recrudece cuando Chiquita, informa al amor de su vida con quien ha compartido varias décadas, que irá a la cárcel por fraude. Chela, quien no se encarga de nada, tendrá que valerse por sí misma por primera vez. A pesar de estar en la quiebra, y a punto de perder todo, mantienen una casa en un lujoso barrio, un auto y hasta servidumbre, masaje de pies incluido.