Una bailarina, con una piña en la cabeza que pierde el ritmo ante los ojos expectantes de unos extranjeros, es el pretexto ideal que usa Lamir Fano, para hablar sobre la identidad y cultura cubana: Oda a la Piña. Siendo este su segundo corto, que se encuentra en competencia por el lado estudiantil en Tribeca, trata a manera de parodia musical la agonía de un estereotipo cultural, representado por esta bailarina de cabaret que no se ajusta a los estándares que le exigen. El joven director cubano, que con su primer corto Model Town ganó más de 10 premios, nos dio una entrevista, para decirnos lo esencial de este trabajo, que sin duda es un fuerte contendiente en su categoría.
Christian Del Moral: Tu corto es el perfecto ejemplo, de que no todos los latinoamericanos sabemos bailar... ¿La idea surgió a partir de una experiencia personal?
Lamir Fano: Sí, esta es una historia que se puede catalogar de autobiográfica. Soy arrítmico y de alguna manera soy la piña. Durante años he sufrido el reproche: "Un cubano que no baila no es un cubano verdadero". Al que solía contestar defensivamente "... pero también existen cubanos con preocupaciones existenciales". Oda a la Piña nace de mi propia experiencia y de mi deseo de burlarme del desgaste que padecen muchos de los símbolos indiscutibles de la cultura y la nacionalidad cubana.