Cineasta europeo visita Cuba por primera vez y como ellos sí pueden viajar, se la pasa bomba. Como buen ciudadano del mundo, está abierto a toda expresión artística y va a un sinfín de eventos culturales. Nada de política, nada. Durante una noche calurosa después de unas copas en el malecón, sus nuevos amigos lo invitan a un show de drag queens o transformistas, el mejor de La Habana, le aseguran. Se enamora desde el primer momento con la atmósfera, la gran mayoría de asistentes son locales, así que tiene un sello de autenticidad. Cada uno de los números musicales, transmiten una emotividad que nunca había experimentado. “Es todo un arte”, dice.
Se la pasa tan bien que lo llevan a los camerinos para conocer a cada una de las estrellas de esta noche. Su español es bueno, así que se puede defender y comunicar decentemente, esas vacaciones en España fueron lo mejor que le ha pasado. Con el paso del tiempo, las conoce muy bien, por dentro y fuera del cabaret. Sabe que hay una historia increíble en cada una de ellas y que merecen ser contadas; la tenacidad, el valor y el buen sentido del humor ante las adversidades y la vida misma, lo hacen pensar en una película sobre ellas.