Para satisfacer a sus críticos, la residente de Barcelona, Claudia Llosa regresa a la patria que la vio nacer, Perú y enlista --tal y como lo hizo en su primera producción Madeinusa-- a la bella Magaly Solier. Esta coproducción España/Perú, narra la historia de Fausta, una joven andina que sufre de una creencia, a la que denominan la teta asustada.
Un mal que proviene, de las violaciones que sufrieron las mujeres de esa población a manos del terrorismo ¿de estado o de Sendero Luminoso? Así transmitieron ese dolor, mediante la leche materna a sus hijas. Para protegerse, Fausta se mete una papa en la vagina.
Una vez que su madre fallece, y sin dinero para enterrarla en su pueblo, acepta trabajar de sirvienta con una pianista, quien está pasando por una crisis creativa. Al igual que su madre, Fausta interpreta una canción/lamento sobre una sirena, que enseguida captura la atención de la pianista. En tanto, la raíz de la papa le provoca unos desmayos e idas al hospital, el cuerpo de la madre sigue en la casa y su tío quiere enterrarla en el patio de la casa (sin contar que los niños harán del hoyo una alberca!). A la par, ya que la familia se prepara para el casamiento de una de las hijas, vemos un sinfín de rituales matrimoniales. La pianista y la sirvienta hacen un pacto, cada vez que ella le cante, obtendrá una perla (de un collar roto).
Desde las primeras escenas, los diálogos para introducir al espectador acerca del terrorismo y el mito de la teta asustada, se notan forzados con no muy óptimos resultados. Con unas imágenes muy bellas, que mucho distan de cuando la cámara de Llosa se torna foránea y su observación adquiere niveles preocupantes.
Los personajes, algunos, extremadamente definidos por su entorno social, sin ningún poder de cambio o que representen una pluralidad de lo deseado por mostrar. Escenas que no aportan a la historia central, más que a su concreta observación, abundan.
SPOILER Al final Magaly no corre por unos aretes, como sucedió en Madeinusa, sino por unas perlas. La liberación de Fausta, proviene mediante el asesinato de otra persona (tal y como lo hizo Madeinusa), que no cumplió con lo prometido. ¿Así se superan los miedos?
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