Sin embargo, eso no es todo. Como inmigrante y quien escribe de cine, también me interesaba saber qué personajes aceptó Jurado y cómo los abordaba; su proyección ante las cámaras, su nominación al Oscar y su desarrollo actoral a través de los años en este país. Mucho se ha escrito de Dolores Del Río y Lupe Vélez, las otras dos actrices mexicanas que trabajaron en Hollywood, pero de Jurado pareciera que no hay mucho dentro de la cultura dominante, a pesar de que fue ella quien abrió la posibilidad para que otras actrices de origen latino pudieran alcanzar un Oscar. No obstante, todo mundo sabe que sin Del Río o Vélez, quizás Jurado nunca hubiera llegado tan lejos.
De una belleza mestiza extraordinaria, sin duda, Katy Jurado tiene ganado su lugar en la filmografía mundial. Y mientras se habla de representación e inclusión en el cine, es necesario revisar no solo la trayectoria de Jurado, sino la de varios actores más, quienes abogaban por estos derechos y personajes dignos, sin encabezados y ni arrepentimientos. Así que exploremos, de manera breve, parte de su fascinante trabajo en Estados Unidos (solo las películas que TCM programó durante Summer Under the Stars).
Hay un diálogo en particular por parte de una mujer blanca,
que sigue teniendo resonancia hasta en nuestros días. Durante una fiesta, el mexicano quiere bailar y
charlar, pero pronto se da cuenta que no es bienvenido, a pesar del puesto y de su hazaña. "Solo porque
lo contrataste como alguacil, no significa que tengamos que aceptarlo
de manera social", dice la mujer blanca, sin ningún problema. Y esa es la escencia del filme, la no aceptación del otro, del extranjero y claro habrá quienes argumenten que se trata de un pistolero, borracho y golpeador de mujeres, además de medio mexicano. Mientras Man from Del Río, es un claro ejemplo del machismo tóxico que abunda en este género, Jurado ofrece una actuación loable, con fuertes matices y al lado de Quinn como pareja, tienen una vitalidad que sostiene la película.
Ya en la década de los 70, la participación de Jurado en el cine hollywoodense, se centró principalmente en actuaciones especiales y en películas para la televisión. Su último filme de vaqueros llegó con Pat Garrett & Billy the Kid (1973), un filme que según los conocedores del tema, se podría clasificar dentro del subgénero revisionista del Oeste, en donde se cuestiona las bases tradicionales narrativas de este género. La trama es simple: unos rancheros ricos contratan a un vaquero veterano (Pat) para que desaparezca a un antiguo y joven camarada (Billy).
En la cinta de Sam Peckinpah, que se filmó en el estado de Durango, México, Katy Jurado tiene una breve participación, pero memorable ya que tiene una de las mejores escenas de acción y quizás la más emotiva. Con toda la seguridad que la caracteriza, la nacida en Guadalajara, Jalisco agarra su revólver y dispara sin tregua; cuando muere su amado, su rostro se llena de lágrimas. Jurado no necesita de extensos diálogos, su rostro lo dice todo y es un triunfo para ella. También se puede apreciar al director y actor, Emilio Fernández, en una participación más destacada (no es la única vez que compartió créditos con Jurado) y un joven Bob Dylan, quien no solo musicalizó la cinta, sino también la hace de vaquero.
Su penúltima participación en inglés llegó con la película Under the Volcano (1984, USA/México), del director John Huston, y que fue filmada en su totalidad en México. Jurado tiene un par de breves escenas con el actor principal Albert Finney, en un bar donde ella es la dueña. Una vez más aquí, tal y como en Trapeze, la Señora Gregoria (Jurado), es la voz de la razón en la historia. Entre tequila y tequila, el diálogo entre ambos es pieza clave para entender el desenlace del filme.
Finney logra una interpretación excelente de un ex cónsul británico borracho durante el Día de Muertos en Morelos, México, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. El filme solo vale la pena por esta actuación que le valió una nominación por un Oscar; además de que se pueden distinguir varias figuras del cine mexicano de esa época: Ignacio López Tarso, quien tiene más escenas que Jurado, otra vez el gran director y actor, Emilio Fernández, Salvador Sánchez y Xóchilt, la primera travesti que tuvo la pantalla grande en México. Pronto una segunda entrega.
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