Así que merecido homenaje al actor que falleció este año, con sala casi llena por quienes poco importó el frío o la nieve. Mucho se ha dicho, según la leyenda, que Luis Buñuel lloró al ver esta cinta y sin llegar a las lágrimas por este lado, entonces su presunta emoción.
La historia se centra en el comienzo de la guerra civil y los últimos años de la dictadura en España. A falta de efectos especiales y un gran elenco, Saura recrea de manera extraordinaria estos momentos a través de la técnica del flashback, con el magnífico López Vázquez interpretándose de pequeño y los demás actores intercambian sus papeles.
A su llegada al pueblo, donde su madre desea ser enterrada, Luis Cano, recuerda cuando de niño fue a pasar un tiempo con sus tías, que vivían en territorio franquista.
Su infancia, la llegada al poder del dictador, la relación con su pequeña prima Angélica y el trato represorio de la iglesia, pasan por su mente. Ahora 30 años más tarde, sin familia y con Angélica, una triste ama de casa con una hija, Luisito vuelve a soñar un poco.
Sin que las intenciones de Saura, sean explicitas, es evidente que desea mostrar los estragos de la guerra civil y los traumas que permanecen ocultos, no hay escape para el niño ni tampoco para el adulto. Uno de los mejores filmes sobre tema.
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