Wednesday, June 15, 2022

Pelo Malo (2014) y la Personificación del Poverty Porn

En el tercer largometraje de la directora venezolana Mariana Rondón, hay tanto que desglosar que difícilmente una reseña logre tocar la superficie de esta fallida coproducción iberoamericana. Pelo Malo (2014, Figa Films) intenta denunciar un sinfín de complejidades sociales actuales, sin una clara definición, con una serie de situaciones desaprovechadas y diversas ambigüedades que solo dañan el ritmo e interés de la misma. 

Desde el núcleo familiar y de género, se abordan la homofobia, el racismo, el maltrato infantil, la violencia de barrio y la desigualdad económica. También tenemos una historia sobre el despertar adolescente, los asuntos de imagen corporal y la identidad afrodescendiente en Venezuela. Todo lo anterior cargado con tintes políticos que rayan en la estigmatización de aquellos que se pretende iluminar o ayudar. Estamos ante un relato trágico, donde no falta la miseria y la explotación, en pocas palabras un poverty-porn.

La historia se centra en Marta, una mujer joven, desempleada y recién viuda. Ella vive con dos hijos pequeños en una unidad habitacional gigantesca, en un barrio de clase trabajadora en Caracas, la capital venezolana. A Marta le molesta que su hijo (Samuel Lange) de nueve años con el pelo rizado, pase tanto tiempo en el baño arreglándose frente al espejo y también de la forma en que baila. Junior es afrodescendiente, y desea tomarse una foto para la escuela con el pelo lacio como uno de los cantantes que salen en la televisión. ¿Quién no ha soñado eso?

A lo largo del filme vemos a la madre cuestionarse sobre el comportamiento de su hijo, al grado de llevarlo al doctor en repetidas ocasiones. Ella cree que a Junior le está creciendo una cola y por ende la conducta homosexual. No sabemos si esa angustia, y horror que siente, es producto de lo anterior, o porque el pequeño es afrodescendiente. ¿Será qué le recuerda a su pareja fallecida a consecuencia de la violencia? Ella tiene un tono de piel más claro y un pelo casi lacio, al igual que su bebé.


De igual manera, se observa la obsesión de Marta por regresar a su anterior empleo. Sin conocer los motivos del despido, la ambigüedad se torna en frustración no solo en el espectador sino en la propia madre. La vemos que pierde un trabajo por culpa de Junior y entendemos que no quiera limpiar casas, a pesar de no tener dinero para cosas elementales. Samantha Castillo, quien interpreta a la madre, no es una mala actriz, hace un trabajo loable con el terrible material que tiene. Su personaje funciona cuando está en exteriores, buscando trabajo. Su desesperación y preocupación es palpable.

Junior encuentra refugio en Carmen (Nelly Ramos), su abuela paterna, quien es afrodescendiente. Lejos de su madre, del grupo de autoayuda de mujeres del edificio ("no gracias, no tengo hambre"), y su única amiga, quien goza de mayor sentido común que Marta, aquí el pequeño explora su gran sueño. Mientras las aspiraciones a futuro de los niños pobres en Venezuela son dos: ser Miss Venezuela o miembro del ejército, con la abuela Junior va más allá de alisar el pelo, se divierte, canta y ve alguien parecido a él por primera vez. Quizás visualiza un futuro diferente al lado de Carmen, quien lo acepta como el niño que es. Sin embargo, esto no es suficiente para él. Necesita algo rápido y duradero para su pelo, así que decide ir a la biblioteca del barrio y entra al canal de videos para buscar un tutorial. Los resultados no son los esperados y desencadena un cambio inexplicable entre hijo, madre y abuela.

 

Si bien Pelo Malo pretende ser una crítica en contra del estado por la condición económica y social de la madre de Junior y por ende sus abusos, no logra su cometido. La denuncia es ordinaria, a través de lo que se escucha por la televisión, de reojo por las calles y sus murales; la mirada parece más de un turista aterrado al conocer cómo viven los habitantes de esta demarcación y no de alguien interesado en contar sus historias.

Contexto 2022

Pelo Malo conquistó varios premios a su paso por varios festivales de cine. La protagonista Samantha Castillo, reside en México y tiene un par de películas pronto a estrenarse. Rondón participó en el guión de la cinta Contactado filmada en Perú y cuyo estreno se realizó en el pasado Festival de Tribeca.

 

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