Mientras Sebastián Cordero (Ratas, Ratones y Rateros, Crónicas) se encuentra trabajando en la música y el sonido de su más reciente proyecto El Pescador, su anterior filme Rabia (Strand Releasing) que se proyectó de manera comercial en Nueva York, Miami y Los Angeles, llega al mercado del dvd en Estados Unidos. Como saben, ya hemos hablado de manera extensa de esta verdadera joya de Iberoamérica, que exalta la labor de las coproducciones y sin olvidar que lleva la firma del mismo Guillermo Del Toro. Así que con motivo del lanzamiento de Rabia en dvd, hablamos con el cineasta ecuatoriano sobre la suerte que corrió su filme en los Goyas, a quien considera su "madre cinematográfica", de su próximo filme de carreteras y no se preocupen que no le preguntamos sobre el director de El Laberinto del Fauno.
Christian Del Moral: Rabia es una excelente cinta, tiene un extraordinario elenco y una historia bastante compleja e interesante, por lo tanto me decepcionó un poco que no la hayan tomado en cuenta para las nominaciones de los Goyas...
Sebastián Cordero: Muchas gracias. Sí, la verdad yo no sé que pasó ahí... es de esos misterios. Pensé que por lo menos, tal vez la actuación de Gustavo (Sánchez Parra), o igual el papel de Concha Velasco, que está realmente maravilla... pero se fueron por otro lado completamente. Así fue.
SD: Sí te agradezco escuchar eso, supongo que sabes como es todo eso de los premios y esas cosas...
CD: Claro, claro
SD: Es algo que debes de estar muy presente. Rabia se estrenó en España y sonó mucho en un momento muy específico, cuando ganamos el Festival de Málaga, Mejor Película y tres premios más pero después del estreno comercial, que fue relativamente pequeño... Era el inicio del verano pasado cuando estaba el Mundial y en España la gente deja de ir al cine y un poco como que me parece se les pasó. No tengo muy claro como, pero también es muy difícil ser objetivo.
SC: Guillermo y Bertha, son realmente una dupla fantástica. En realidad conocí a Guillermo a través de Bertha, mi relación más cercana es con ella. Trabajamos juntos en Crónicas (2004) y fue una gran experiencia y dijimos: 'busquemos algo nuevo para hacer juntos'. Y fue un proceso largo hasta que nos volvimos a juntar, pues cada uno se fue por su lado; Bertha hizo con Guillermo El Laberinto del Fauno, y yo tuve un tiempo tonteando con proyectos en Estados Unidos que finalmente no salió ninguno, pero fue un proceso muy enriquecedor. Con Bertha me volví a encontrar hace unos años (antes de la filmación de Rabia, como cuatro) en un laboratorio de guiones que ella organiza en México, donde estaba invitado como asesor y ahí tenía la novela de Rabia, la acababa de leer y sabía que los derechos estaban disponibles. Me la dio ese mismo día y lo leí en un día y medio, y me encantó. Con Bertha tengo una gran relación es casi como mi mamá cinematográfica, por decirlo de alguna manera. Es una mujer que ha vivido mucho en el cine, que se sabe todo, realmente conoce como funciona la cosa y es una persona muy comprometida, con una pasión absoluta y una integridad muy grande. Y siempre nos hemos llevado muy bien, el trabajar con ella es un gran placer y espero se siga repitiendo con otras películas.
SC: Ella me dio la novela diciéndome "oye piensa en esta historia trasladándola a España con inmigrantes" y me pareció absolutamente coherente. La novela original se desarrolla en Buenos Aires y es la misma situación: es un albañil, una empleada doméstica, una mansión en decadencia, y claro hay un tema digamos obviamente de lucha de clases sociales. Y me pareció muy interesante aparte del significado obvio, que le podía dar el meter el tema de la inmigración, me parecía que la historia hablaba de un cierto aislamiento y una desconexión que estaba muy atada al proceso emocional de la migración. (Por ejemplo) el hecho de desconectarte de tus seres queridos, de estar imaginando la vida del otro y sobre todo en familias o relaciones de parejas que se separan con el anhelo de algún deia volverse a encontrar, un anhelo hipotético, muy idealista, que no se sabe como se dará. Me parecía que en varios niveles el tema de la migración enriquecía mucho a esta historia y de ahí fuimos adelante.
CD: Claro, es una reflexión sobre la migración pero creo que va más allá de eso...
SC: Si, totalmente está el tema ahí, pero finalmente la historia no se queda solamente en el tema de la migración. La historia trasciende y cuenta muchas otras cosas, la enriquece... No se trata de solo una experiencia de un inmigrante sino es una historia muy personal y del proceso de animalización de un ser humano, de la pérdida de las características y rasgos humanos en el momento del aislamiento y del contacto con otra gente. Eso me pareció interesante explorarlo y la película comienza con un tinte social más marcado, pero después interioriza con el personaje de José María y de lo que está pasado con esa locura y rabia (como el título de la película) y de su historia de amor imposible.
CD: Eres de los directores latinoamericanos que tienen todo su cine disponible en Estados Unidos, y ahora ya está la tercera en dvd. ¿Qué piensas sea lo que llama la atención de tu cine, tanto del lado comercial y las distribuidoras, como del público de este país?
SC: No sé, siento que por un lado, como cineasta creo que tengo una serie de influencias de distintos países y culturas. Nací aquí en Ecuador, viví varios años en Francia con mi familia cuando era niño, luego estudié en Estados Unidos la universidad en Los Angeles y volví al Ecuador. Me la he pasado mucho tiempo llendo y viniendo, siento que al menos en mi infancia, adolescencia y en la universidad me ayudó el tener mucho contacto con Estados Unidos y Europa, ayudó a formarme como cineasta. Pienso que una de las cosas que siempre intento hacer y un poco como responsabilidad como cineasta, es que uno puede estar contando la historia que sea, puede ser una muy dura, tierna, o divertida pero siempre es importantísimo enganchar al espectador y tenerle un gran respecto al público respecto a eso y creo que eso lo aprendí mucho en Estados Unidos cuando estudié escritura de guión. Además que para mí la gran referencia del cine, ha sido siempre el cine de los años 70 de Estados Unidos... Siempre trato con mi cine que sea dinámico y que enganche, aunque se trate de una historia dura. En el caso de Crónicas, es una película acerca de un periodista y un violador-asesino de niños, un tema del que la gente no quiere acercarse a ver, pero la historia te engancha. Creo que si hay un factor de la manera de contar historias que sí ha funcionado con el público, igual es un público que percibe al cine extranjero como un cine de arte, de Art house, pero si ha habido una fuerte conexión, es verdad.
CD: Y ahora ya tienes lista tu próxima película El Pescador, una coproducción entre Colombia y Ecuador...
SC: El Pescador, es un regreso a un cine más pequeño, más local y estoy muy contento en como está quedando la película. Ya terminamos la parte de la edición y ahora estamos trabajando con el sonido y va muy bien, es el polo opuesto de Rabia. Mientras ésta era sobre el encierro, la claustrofobia, el aislamiento, El Pescador es acerca de la libertad, de buscar un camino nuevo y fue filmada con ese espíritu. Es una película donde se experimenta más, hay elementos más libres.
CD: ¿Y cuándo estará lista?
SC: Estará en unos tres meses más o menos, estamos trabajando en sonido y música, la idea es de estrenarla en Ecuador en salas a fines de año, pero en festivales antes...
CD: ¿Venecia, Toronto?
SC: Podría, ojala puede ser uno de esos, porque Cannes está un poco apretado por tiempo aunque no sería imposible, vamos a intentar a todos y a ver que sucede.
CD: En la gran mayoría de entrevistas, la cuestión de porqué no trabajas en Hollywood, siempre sale a flote. ¿Representa una presión de manera profesional por parte de los medios hacia tu persona?
SC: Existe un poco, en el sentido que a la gente y sobre todo en Latinoamérica se da mucho el fenómeno que si el ecuatoriano o colombiano ha triunfado en el exterior, es como un icono. Hay como ese estereotipo a veces, la gente de alguna forma sí asume o lo espera porque ha habido una gran tradición de parte de Hollywood de ir absorbiendo talento del extranjero, desde los grandes directores... A mí sí me interesa trabajar, si es que hay un proyecto bueno o interesante, pero también he aprendido a darme cuenta que no es el único camino, posibilidad u opción. De hecho, en estos momentos no quisiera mudarme a Los Angeles, viví ahí muchos años cuando estaba en la universidad y siento que hay tantas historias buenas por contar en Latinoamérica que quiero seguir desarrollándolas aquí. Pero eso no significa que si hay proyecto específico que me lleva allá, lo haré pero siento que ahora ya tengo una distancia. Después de Crónicas, hubo un boom de que me buscaron para muchos proyectos y estuve atado a unas películas que finalmente no se hicieron. Sigo trabajando con mi agente y somos muy buenos amigos, es una relación a largo plazo y no estamos buscando el beneficio rápido. Creo que estoy en una situación, donde puedo conseguir algo interesante allá y en mis propios términos.
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