Hemos hablando tanto de Los Herederos, desde hace dos años, que sólo nos faltaba una entrevista con su autor y lo conseguimos. Eugenio Polgovsky, cineasta mexicano quien desde su ópera prima Trópico de Cáncer —recién pasó por el MoMA— llamó poderosamente la atención de los festivales y amantes del documental, por fin estrenó no solo Los Herederos en Nueva York sino también en Francia. Uno pensaría que después de dos años en el circuito de festivales, reconocimientos y premios, un documental que explora un problema social perdería relevancia, pero con esta segunda producción, ha pasado lo contrario. Polgovsky ofrece una mirada contundente, sin palabras y digna sobre la explotación y trabajo infantil en México; su cámara nunca se torna extranjera o invasiva.
El florecimiento del documental en México tiene que ver mucho con la llegada de la democracia al país, y Los Herederos es un claro ejemplo de esto. Pero mejor que sea el propio joven director que nos habla sobre los peligros y retos a los que se enfrentó, el poco interés que generó en las instituciones mexicanas, sus influencias en el área del documental y de dónde salió el dinero para este bello e imperdible filme.
Christian Del Moral: Los Herederos fue uno de los documentales más interesantes que pasaron por Nueva York en algunas muestras hace tiempo, y ahora recibe su estreno oficial con distribuidora y se presenta en uno de los lugares más importantes de la ciudad. Asimismo se estrena en Francia, ¿crees que con estos dos significativos eventos y después de todos los premios que ha recibido, se cierra el ciclo de tu segundo documental?
Eugenio Polgovsky: Gracias, la verdad no lo sé. Hasta ahora he tenido muchas sorpresas, la primera fue que se estrenara en México en cines y después Los Herederos ha seguido difundiéndose lento pero continuamente. Ahora se están planeando exhibirla en lugares mucho más lejanos, como Japón, Vietnam, Irán... o sea que el ciclo no tengo idea cuando termine. Hablando de ciclos, la película retrata el ciclo de herencia del trabajo, de lucha por sobrevivir y de permanencia de la pobreza de generación en generación. A pesar de vidas plenas de esfuerzos desde la mas temprana infancia, estos ciclos de desigualdades en México y en muchos lugares del planeta desgraciadamente no están rotos, y lo que es peor es que ni siquiera están en proceso de cambiar. Tal vez Los Herederos, seguira vigente mucho tiempo siendo una ventana a una realidad que muchos ciudadanos de las grandes urbes ignoran. Una síntesis de un presente-ausente, continuo y despiadado. No sabemos que es lo que pasa alrededor de nuestros ecosistemas artificiales, las ciudades donde se concentran los recursos, el consumo y lo que pensamos "productivo". El mundo rural, nuestras raíces, sus vidas de esfuerzo en la pobreza quedan en el silencio frente a la indiferencia cínica y cómoda sostenida del consumo, más allá, en la montaña, los ciclos continúan trabajando en silencio.