Saturday, September 10, 2022

Reseña: Dos Estaciones, de Juan Pablo González

Teresa Sánchez. Cortesía de Cinema Guild
 

Dos Estaciones (Cinema Guild, 2022), la ópera prima de Juan Pablo González, es un filme íntimo y de detalles visualmente embriagantes que confrontan las realidades de un cambio climático, económico y social desde la perspectiva de género en un rincón rural del estado de Jalisco, en México.  

Este drama contemplativo se centra en María García —encarnada por la excelente e irreconocible actriz Teresa Sánchez, a quien recordamos en La Camarista (2019)—, dueña de una fábrica de tequila, una de las pocas que permanecen en manos mexicanas. Firme, impaciente y solidaria con los trabajadores, María tiene problemas con su negocio, Dos Estaciones, heredado de su familia.  

En una historia paralela conocemos a Tatín (Tatín Vera), una mujer transgénero, quien tiene un salón de belleza en el pueblo. Es amiga de María, cuya rigidez queda demostrada cada vez que pide el mismo corte de pelo. La tensión emotiva y sexual llega cuando en una fiesta, María conoce a Rafaela (Rafaela Fuentes), una chica joven agradable y con bastante experiencia dentro de la industria tequilera, a quien inmediatamente le ofrece trabajo. Sola y sin familia, María pronto se enamora de ella, cuyas intenciones no van más allá de realizar una buena labor. Desde los primeros momentos y dentro de la modalidad observacional, González, quien es oriundo de Jalisco, nos adentra a esta tierra, a su gente y al duro proceso de la producción del tequila de modo sobresaliente.  

Escena tras escena, Sanchéz personifica de una manera fina y eficaz, el tormento interno que sufre María; ya sea sexual, o económico. Por momentos, la lucha por la sobrevivencia mercantil y personal de la que es presa, es conmovedora pero se torna peligrosa. Plagas, deudas, inundaciones y estadounidenses al acecho, la harán tomar decisiones drásticas para salvar su negocio. Por otro lado, Tatín, tiene a un hombre en su vida, su negocio está por expandirse y no necesita más de la ayuda económica de María, quien en su momento la apoyó.

A medida que transcurren los 99 minutos de duración, es contundente la visión del director de ofrecer una historia real y alejada de los estereotipos impuestos por Hollywood hace décadas y por la misma industria cinematográfica mexicana. Si bien el final es abrupto, es a través de estas tres mujeres que Dos Estaciones, sin pretensión alguna, se convierte en una representación simbólica del México actual, con tintes del pasado y de un futuro quizás más inclusivo. María tiene que adaptarse a un mundo globalizado y a un México que está cambiando, incluso en las áreas rurales.

Dos Estaciones se exhibe en el IFC Center (323 Sixth Avenue). Juan Pablo González y la actriz Rafaela Fuentes se presentan después de la función de hoy sábado a las 7:40 pm para una sesión de preguntas y respuestas. $17


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