A mediados de la década de los 50 y hasta finales de los 60, existió un lugar oculto y especial en la región de los Catskills, Nueva York, para hombres —en su gran mayoría heterosexuales— que quisieran explorar su lado femenino y vestirse como tales, lejos de los prejuicios de la sociedad de aquel entonces y de la misma ley. El travestismo era ilegal en varias partes del país, y hablar de identidad y transexualidad, era casi nulo.
La idea del lugar para esta comunidad surgió del matrimonio de la ítalo-estadounidense Marie Tonell y Tito Arriagada, un migrante Chileno y quien también era Susanna Valenti.
Comenzaron esta aventura con una propiedad bastante amplia, el Chevalier D'eon —en honor a la famosa espía transgénero francesa—, en donde también montaban espectáculos con imitadores de personalidades femeninas.